Publicado el : 25/05/2018
Categorías : Empanadas
No hay cosa que más nos guste que el queso, lo podemos comer de mil y una maneras, ya sea en cortado en cuñas, como parte de un picoteo o el famoso queso philadelphia untado en un panecillos. En todos los momentos que podemos, aprovechamos para incluirlo.
Pongámonos en situación, la cita romántica perfecta: la persona de tus sueños, la Torre Eiffel, solos, iluminados con la luz de las velas ¿Y qué estaba ahí? EL QUESO. Con el permiso del vino (para aquellos a quienes les gusta), el queso es uno de los protagonistas indiscutibles de esos momentos. Sea como fuere, el queso es uno de los productos con mayor presencia en las despensas españolas.
Según diversas fuentes, el origen del queso se remonta hacia el 3.000 a.C. Estudios arqueológicos confirman su presencia en el antiguo Egipto en el año 2300 a.C. ¿Os imagináis a Cleopatra pintándose la raya del ojo comiendo un trocito de queso egipcio? Nosotros sí y la imagen no tiene desperdicio.
Con las conquistas, los europeos tuvieron oportunidad de conocer y perfeccionar su elaboración y su producción haciendo posible su consumo en toda la población.
Como curiosidad, la primera fábrica de producción industrial data de 1815 y está en Suecia.
Seguro que os lo han preguntado en alguna comida familiar en la que el anfitrión te acerca un plato lleno de quesos. Actualmente existen multitud de quesos en el mundo, todos ellos con características y sabores diferentes, esto es debido a la selección de diferentes materias primas, es decir a sus ingredientes básicos.
El sabor fuerte o suave se obtiene gracias al tipo de leche y al tiempo de maduración del queso durante su elaboración.
Los tipos de leche utilizados para su creación provienen de diferente tipos; de origen animal de cabra, vaca, oveja y búfala o de origen vegetal.
Tomad nota, si sois intolerantes a la lactosa estos quesos derivados de leches vegetales serán tu salvación. Están creados a partir de soya, aceites vegetales solidificados como el de coco, palma, cártamo o de frutos secos.
Como comentamos, otro de los factores que interviene en el sabor es su maduración. Como si de vino hablásemos, los quesos ofrecen diferentes sabores y texturas en función del tiempo que se deje trabajar a las enzimas, las bacterias procedentes de la leche.
El tiempo de maduración también variará en función del peso, como dato, los quesos enteros de tamaño medio rondan los 3 kg. ¿A quien no le ha entrado ganas de acabarse un queso entero, de lo bueno que está?
Encontraréis sabores suaves en los tiernos o semicurados, y los sabores más fuertes en los curados, viejos o añejos. Para poneros en situación, un queso tierno de tamaño medio necesita siete días de maduración frente a los nueve meses de un queso añejo ¡Como un embarazo!
Como si de vinos se tratase, los quesos también tienen lugar de procedencia. La Denominación de Origen certifica aquellos productos lácteos a lo largo y ancho del mundo.
Ya lo recita el dicho, cada maestrillo tiene su librillo, es por lo que diferentes países y más concretamente determinadas zonas geográficas producen quesos con características únicas e inigualables.
Para que os hagáis una idea, la maduración, su elaboración o incluso la conservación en ciertas áreas geográficas con unas características determinadas (humedad o latitud), hace que obtengan diversas Denominaciones de Origen.
Existen 26 Denominaciones de Origen entre las que podemos destacar el queso Manchego, cabrales, queso de tetilla, el Idiazabal o el queso Mahón como las más representativas. ¿Te parecen pocas? Recuerda, ¡son 26 sabores únicos!
En Europa y América podemos encontrar gran cantidad de Denominaciones de Origen. Aquí os contamos cuáles son las representativas para nosotros.
Italia: Mozzarella, Parmigiano, Gorgonzola, Provolone
Francia: Camembert, Roquefort, Gruyere
Suiza: Emmental
Holanda: Gouda, Edad
Inglaterra: Cheddar
América: Philadelphia, Bergenost, Cheese Curd
Entre todos los quesos, hoy queremos hablar del queso Philadelphia, el queso crema por excelencia, que se encuentra en la mayoría de las neveras. ¿Qué sabes sobre este queso?
Viajamos hasta América a principios del s. XX, donde la producción de leche aumentó y los productores de lácteos, tuvieron que buscar una solución para dar salida al excedente. Nuestros amigos americanos se pusieron manos a la obra y comenzaron a producir un queso francés de corta maduración, el Neufchâtel.
El neoyorkino Lawrencede se sumó a la tendencia pero modificó la receta. En una de sus pruebas añadió más crema y así obtuvo el característico queso crema untable, suave y brillante.
El queso crema Philadelphia contiene una gran cantidad de nutrientes, incluyendo proteínas, carbohidratos y grasas. ¿Y si te decimos que su consumo moderado permite su introducción en una dieta saludable? ¿Cómo te quedas?
Ya sea solo, como protagonista de aperitivos o como ingrediente en los postres, el queso crema tiene cabida en multitud de recetas.
En el mundo de los postres podrás deleitarte con las sabrosa cheese cake o tarta de queso y arándanos.
Nosotros por ejemplo, lo utilizamos como complemento en nuestras deliciosas empanadas de salmón, atún, espinaca o bacon. ¿Lo sabías?
Con todo este repaso por el mundo del queso, ya puedes considerarte conocedor de los orígenes y sus variedades.
Si por nosotros fuese, te daríamos la Denominación de Origen al experto en quesos. Mientras nos sacamos el título para certificar a nuestros expertos queseros, te invitamos a que descubras cuál es tu queso favorito.